Durante los 23 años de existencia de INMR, ha habido varias tendencias en lo que respecta a I+D para sistemas de energía eléctrica. Una primera fase, durante la década de 1990, se centró en la innovación de productos y ejemplos son los aisladores compuestos y los pararrayos de óxido de zinc. Una segunda fase, a partir del cambio de siglo, estuvo marcada por el desarrollo de la transmisión UHV. Últimamente, está surgiendo una tercera fase que dedica una atención creciente a la optimización tanto técnica como ambiental. Hay esfuerzos generalizados para hacer que los sistemas sean más "inteligentes" y, en el proceso, también aumentar la confiabilidad a través de información más detallada y precisa. En particular, los datos sobre patrones meteorológicos y climáticos están surgiendo como críticos no solo para planificar y optimizar la generación y los ingresos de fuentes convencionales y renovables, sino también para garantizar la confiabilidad del sistema y la seguridad del personal. Por ejemplo, los eventos climáticos severos son la causa más común de interrupciones y, en casos como el mantenimiento de líneas vivas, también pueden crear riesgos de seguridad. Además, los aisladores de líneas y subestaciones se encuentran entre los componentes más afectados debido a sus funciones eléctricas y mecánicas combinadas. Deben considerarse dos aspectos distintos con respecto a los parámetros meteorológicos: el impacto en las operaciones diarias y las tendencias a largo plazo relacionadas con el cambio climático.
Clima actual y pronóstico a corto plazo
Históricamente, cada vez que una empresa de servicios eléctricos quería predecir eventos como rayos, los gerentes miraban hacia el cielo. Hoy en día, con la ayuda de la tecnología satelital y los sistemas de detección de rayos junto con el modelado avanzado, el "pronóstico inmediato" e incluso la predicción del tiempo durante unos días es muy precisa. Estas mejoras en la predicción de condiciones meteorológicas adversas, como huracanes, tormentas de invierno y grandes tormentas eléctricas, ayudan a la administración de servicios públicos a desplegar equipos y equipos cerca de áreas donde es probable que se produzcan daños, lo que ayuda a restaurar la energía rápidamente. Tener una advertencia anticipada de la posible actividad de rayos y otros eventos similares también ayuda a las empresas de servicios públicos a proteger a las cuadrillas de condiciones de trabajo peligrosas. Además, la ubicación precisa de las descargas, junto con la información sobre la magnitud de la corriente relacionada, ayuda a categorizar mejor las fallas debidas a rayos. Además, la información local detallada sobre parámetros como el viento, los eventos de humectación y la temperatura pueden ayudar a comprender mejor las causas de las fallas no relacionadas con los rayos. Esto constituye la base para decidir las contramedidas adecuadas destinadas a mejorar la fiabilidad, p. limpiando o reacondicionando aisladores.
Cambio climático y diseño de sistemas de energía
El diseño de los sistemas eléctricos generalmente se realiza analizando datos históricos para generar una predicción de las tensiones de servicio probables en componentes como los aisladores. Sin embargo, hoy en día tal enfoque es cuestionable. El Informe de Evaluación del Protocolo Internacional sobre el Cambio Climático concluyó que ahora es inevitable un cambio climático considerable, incluso si se ponen frenos agresivos a las emisiones de gases de efecto invernadero. Todavía hay mucha incertidumbre con respecto a la naturaleza, la magnitud y la frecuencia de los fenómenos meteorológicos extremos a medida que se desarrolla el cambio climático. Pero muchos estudios indican una frecuencia e intensidad crecientes de tales eventos en la mayoría de los lugares, con una amenaza potencial obvia para la infraestructura energética. Por ejemplo, los modelos predicen un calentamiento sustancial en las temperaturas extremas para fines de este siglo, una mayor frecuencia de precipitaciones intensas o la proporción de precipitaciones totales de fuertes caídas y un aumento de la velocidad máxima del viento de los ciclones tropicales, aunque no necesariamente en todas las cuencas oceánicas.
La importancia y actualidad de estos temas se demuestra en el informe especial del IPCC, Gestión de los riesgos de eventos extremos para promover la adaptación al cambio climático. A nivel mundial, se tendrán que invertir decenas de billones de dólares en sistemas de energía durante las próximas décadas y muchas instalaciones nuevas estarán expuestas a patrones climáticos que cambiarán significativamente durante su vida útil de varias décadas. El uso de datos meteorológicos y climáticos estacionales actuales e históricos es actualmente parte de la gestión de riesgos diaria por parte de las empresas de servicios públicos y los reguladores de todo el mundo. Sin embargo, en vista de lo anterior, la integración de información prospectiva sobre el cambio climático al tomar decisiones operativas y de diseño se ha vuelto mucho más importante.